Los sistemas de ventilación y refrigeración son esenciales en las instalaciones avícolas para mantener una calidad del aire, temperatura y niveles de humedad óptimos, factores críticos para la salud, el crecimiento y la productividad del ganado avícola. Estos sistemas funcionan intercambiando el aire viciado del interior por aire fresco del exterior, eliminando el exceso de calor, humedad, amoníaco y dióxido de carbono que pueden acumularse en espacios confinados. Los sistemas de ventilación suelen incluir ventiladores, conductos y aberturas que están estratégicamente ubicados para garantizar una distribución uniforme del aire en toda la instalación avícola, evitando zonas con aire estancado. Los sistemas de refrigeración, que pueden incluir enfriadores evaporativos, sistemas de nebulización o ventilación de túnel, se activan durante períodos de alta temperatura para reducir la temperatura ambiente, previniendo el estrés térmico en las aves, el cual puede provocar una disminución en el consumo de alimento, en las tasas de crecimiento y en la producción de huevos. El diseño de los sistemas de ventilación y refrigeración se adapta al tamaño de la explotación avícola, al tipo de aves (de engorde o ponedoras) y al clima local, asegurando un funcionamiento eficiente y ahorro energético. Los sistemas modernos suelen integrarse con sistemas de control ambiental, empleando sensores para monitorear las condiciones y ajustar automáticamente la velocidad de los ventiladores, la potencia de refrigeración o las tasas de renovación del aire según parámetros preestablecidos. Un correcto funcionamiento de los sistemas de ventilación y refrigeración no solo mejora el bienestar de las aves, sino que también contribuye a mejores ratios de conversión alimenticia y a una mayor rentabilidad general de la explotación, al crear un entorno óptimo para su desarrollo.